"Érase una vez,
en el mundo de las leyendas imposibles,
que el sol brilló en la noche,
lo sobrante fue imprescindible,
la fragancia de la perfección
invadió los pulmones de la Tierra,
pintando en nieve
su suave piel,
y de oscura fiereza sus selvas.
Las sonrisas nacían de la nada
y viajaban,
junto a tímidos besos,
sobre caricias,
de boca en boca,
en la justa medida del exceso,
adornando de dulces cosquilleos
el tenso vientre de las delicias,
mientras el aliento
de la esperanza
aleja
las tormentas de la desidia.
Las palabras brotan
naturales,
fundiendo
el hielo de la indiferencia,
tornando
en pasión, pasión y temor
una sensatez
embriagada de demencia.
Se abre el cerrojo siempre cerrado
invitando al vagabundo tras la puerta
a pasear
por el paraiso,
y encontrar Adán
a Eva.
Érase una vez,
en el mundo
de las leyendas que son verdad,
¿un nuevo inicio para todo?,
ni un sí,
ni un no.
Quizás.
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